Una Vida en Globo

Una Vida en Globo. Como si de un viaje se tratase, que lo es

Una Vida en Globo

Para esta historia de «una vida en globo« no voy a remontarme a mi niñez, ni siquiera a mi adolescencia, eso quizás sean recuerdos para otras historias que igual en otro futuro, no este, escriba.

Lo que me lleva a escribir aquí y ahora, más que nada es un sueño, o al menos los recuerdos que me vinieron esta misma mañana al despertar, creo que es fácil de explicar, aunque me gustaría desarrollarlo a modo de cuento para compartirlo con vosotr@s.

Sin venir a cuento, o quizás si, por los momentos de la vida en los que estoy pasando, social y sentimentalmente, me he visto comparando mi vida con un viaje en globo. Pero no como el de Willy Fog por ejemplo, no tiene principio porque no me acuerdo cuando me monté en ese globo y ya os adelanté que será motivo quizás de otro texto. Y tampoco tiene fin porque no se a donde me lleva, ni si durará mucho más este viaje.

Lo que si se es que y esto espero que no moleste a mis amistades, familiares y demás. Ell@s fueron el lastre, pero no como algo inerte y sin sentido que se suelta sin más cuando quieres coger altura. Sino como algo que fui recogiendo en ese globo, por su propia voluntad claro está, y en algún momento del viaje, no sintiéndose útil quizás. Teniendo miedo de no superar la escarpada montaña que se nos presentaba delante o ¿por qué no? también yo ayudándole a salir de la cesta

Saltaron al vacío con mayor o menor fortuna. Tod@s siguen viv@s tengo que decir, o al menos ese salto no fue el motivo de su muerte, también quiero creerlo así.

Vivir la vida como si de una aventura aérea se tratase

Ha habido de todo, desde personas que en una noche de fiesta se acercaron a mi y a partir de ahí hemos realizado todo este viaje junto. Tengo que decir que la cesta es inmensa y que cada uno puede vivir su vida en ella sin tener que encontrarse conmigo en mucho tiempo. Así convivimos en ese globo, que nunca he dicho que sea mío, tenemos nuestros más y nuestros menos. Meses que no nos vemos, incluso años y días que nos vemos veinte veces.

También puede ser que en esos momentos que el globo toma tierra por muy poco tiempo, porque sino no tendría sentido esta historia, para recoger víveres, pasajer@s o cualquier otra cosa. Esa gente con la que alguna vez coincidí y que por el motivo que fuere se bajaron, o se tiraron al vacío. Ya veis sin perder la vida ni mucho menos, vuelven a retomar el viaje y volvemos a coincidir.

Un viaje en globo que dura toda una vida

¿En que fase me encuentro ahora?, no lo se, ni creo que me preocupe al igual que jamás me he preocupado de esas montañas que se presentan tan altas, sinuosas y que parecen infranqueables. ¿Qué alguna vez tuve miedo?, como cualquier otro mortal. Pero lo fui perdiéndolo conforme me acercaba a esos riscos y veía que el globo por si solo, vamos la vida, conseguía superarlos sin apenas yo tener que hacer nada.

Para eso me sirvió en muchas ocasiones dejar los planes para última hora, igual que el disfraz de carnavales, igual que el regalo a un ser, por muy querido que fuese, eso me salvó de saltar como otr@s hicieron y seguir en este globo. Que como ya he dicho no se a donde me lleva, ni me interesa, siempre y cuando yo me sienta bien conmigo mismo.

Puede sonar muy egoísta por mi parte pero no es cierto, ni siento el globo como mío ni pienso solo en mí. Eso si, antes yo que cualquier otro lastre. Aunque si me apuras (siempre me gustó decir esto), si saltando yo consiguiera hacer desaparecer, todas las montañas, peligros y en definitiva miedos, entonces quizás si sería yo el único en saltar.

Si alguna vez abandoné este globo, no lo se, quizás solo sea la sensación que tenemos tod@s y realmente no exista más que en mi imaginación. Pero son muchos años, muchas experiencias y todas me llevan a la misma conclusión, esa con la que me he despertado esta mañana.

Los lastres que te frenan cuando vives un viaje en globo

¿Y tod@s l@s lastres son iguales?, vaya que palabra más fea, seguramente alguien se sienta ofendid@ al ser comparado con un saco de arena en la cesta de un globo aerostático. No es mi intención, pero tampoco voy a pedir disculpas, son comparaciones que la gente debiera entender.

Y si no, que salte, nadie se lo impide (parece como si el globo fuese mío, ¿verdad?). Pues no, tod@s l@s lastres no son iguales, algunos los confundí con sacos llenos de cariño, otros de amistad, incluso los veía rebosar de amor pero será eso quizás, mi obsesión para no hacer planes a largo plazo.

Será que no me fijaba en los “peligros” que se avecinaban que solo tenía en esos momentos ojos para ell@s y al final me sentí defraudado. Pero defraudado sobre todo por mis sentimientos, también por ell@s pero más que nada por mi mismo. Por no contar con mis experiencias anteriores y relacionarme de igual a igual en todos los nuevos encuentros sin pensar mal por un momento. Así me fue y así me va. Bien claro, yo sigo remontando “peligros” y situaciones extremas, que luego no dejan de ser otro bache en el camino, turbulencias lo llaman en el cielo.

Recuerda, esto es solo un cuento que nace de un sueño

Para aclarar un poco todo, quiero dejar claro para quien no haya entendido bien este cuento. Que no consideré a nadie lastre desde el principio, solo en el momento en que saltó para abandonar este globo en el que me encuentro que no se si es el único, ni lo quiero pensar, no voy a ser tan egocéntrico.

Me he propuesto acabar en dos folios y este segundo ya toca a su fin quizás otro día pueda profundizar más en esto que os cuento o quizás me caiga del globo para siempre. Tranquil@s me tendrán que tirar porque yo tengo miedo a las alturas. Por eso igual jamás me planteé el saltar por muy alta que fuese la cordillera que había que atravesar.

Mis querid@s compañer@s de viaje os deseo lo mejor, con o sin mí, ya sea en este globo o en cualquier otro medio de transporte que uséis para vivir vuestra vida.

Por cierto, este cuento forma parte de mi último libro que puedes conseguir en Amazon: 13, canciones, 40 poemas y 1 cuento.

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